1538 Fundación Bogotá
El Cerro de Monserrate, junto con Guadalupe, es identificado como una de las formaciones montañosas que protegerían la naciente ciudad de Santa Fe de Bogotá, fundada por Gonzalo Jiménez de Quesada en 1538.
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El Cerro de Monserrate, junto con Guadalupe, es identificado como una de las formaciones montañosas que protegerían la naciente ciudad de Santa Fe de Bogotá, fundada por Gonzalo Jiménez de Quesada en 1538.
Pedro Solís de Valenzuela y otros devotos construyen una ermita dedicada a la Virgen de Montserrat en la cima del cerro. Esta primera capilla marca el inicio de Monserrate como un lugar de peregrinación.
El sacerdote Bernardino de Rojas encarga la talla de un Cristo caído a Pedro Lugo de Albarracín. Esta imagen se convierte en el centro de la devoción en Monserrate, especialmente tras los milagros atribuidos a su presencia.
Monserrate sobrevive a dos terremotos que devastaron gran parte de Bogotá, lo que incrementa la veneración al Señor Caído, considerado milagroso por haber protegido la ermita durante los sismos.
Se terminó la construcción de un nuevo Santuario para reemplazar la antigua ermita, que ya no podía albergar a la creciente cantidad de peregrinos. De estilo neogótico este nuevo Santuario, es una de las construcciones religiosas más importantes de Bogotá.
Desde octubre de 1926, la construcción del Funicular atrajo la atención de los bogotanos. Inaugurado en 1929, fue el primer funicular en Sudamérica, marcando un hito en la historia de la ciudad. Su instalación requirió un túnel en la cima del cerro. El funicular original tenía capacidad para 60 personas, con asientos reservados para pasajeros de primera clase, quienes habían adquirido acciones de la Empresa Funicular de Bogotá.
La iglesia es reformada y adopta un estilo neocolonial, el cual se mantiene en la actualidad. Es consagrada como basílica menor por el Papa Pío XII, un reconocimiento a su importancia como centro de devoción.
El 27 de septiembre se inauguró el teleférico, el primero en Suramérica, con el fin de diversificar y mejorar el acceso al cerro para los peregrinos. Este innovador medio de transporte no solo facilitó el acceso al santuario, sino que también se convirtió en un destacado atractivo turístico y en motivo de orgullo para los bogotanos.
En 1970, Monserrate comienza a transformarse en un centro turístico con la inauguración de un tren turístico, durante la administración del Dr. Carlos Albán Holguín. En esa época, también se ponen en funcionamiento unas telesillas y un parque infantil, ofreciendo a las familias una variedad de actividades. Sin embargo, a finales de los 80s estas atracciones fueron retiradas.
Comienza a funcionar el 7 de septiembre en la hermosa casona colonial el restaurante San Isidro famoso por sus temporadas gastronómicas presentes a lo largo del año. Antes de este estaba el restaurante Panorama, por la hermosa vista a Bogotá que ofrecía y antes era la casa de campamento de los empleados de la obra del funicular.
El camino fue empedrado gracias a la acción del Instituto Distrital de Cultura y Turismo, transformando lo que antes era una caminata peligrosa en una experiencia más accesible y segura para los peregrinos. El empedrado, cuidadosamente diseñado, no solo facilitó el acceso al santuario, sino que también contribuyó a la preservación del entorno natural al reducir la erosión del suelo.
A lo largo del siglo XX, la imagen fue bajada en tres ocasiones. La primera fue en 1916 para pedir el fin de una grave sequía que azotaba Bogotá. La segunda ocasión fue en 1952, con el propósito de solicitar la paz. La tercera vez fue el 21 de noviembre de 1998, cuando la imagen fue nuevamente bajada a Bogotá para orar por la paz del país.
En diciembre de 2003, el funicular comenzó una nueva etapa con un diseño más moderno en sus coches, incorporando techos de cristal que permitieron a los pasajeros disfrutar de cada detalle de la espectacular vista sin perderse ni un solo instante del paisaje.
En el 2018, el teleférico entra en un proceso de renovación, incorporando ventanales de piso a techo para aprovechar al máximo la vista panorámica de la ciudad. En 2019, los medios de transporte también transformaron su imagen, destacando texturas y formas inspiradas en el arte precolombino. Esta actualización no solo realzó la estética, sino que también permitió a los turistas una conexión con la cultura ancestral de Colombia.
La historia del Cerro de Monserrate sigue escribiéndose día a día. Con cada visitante, cada peregrino, y cada nuevo proyecto de conservación y desarrollo, Monserrate continúa evolucionando, adaptándose a las necesidades de sus visitantes y manteniéndose como un símbolo inquebrantable de la fe, la cultura, y la naturaleza en Bogotá.
Así, Monserrate continuará siendo un faro espiritual y cultural para Bogotá, Colombia, y el mundo entero, mientras sigue dejando su huella en la historia de la humanidad.
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